lunes, 14 de noviembre de 2011

La canción: vínculo entre el hombre y la naturaleza

Fotografía: Juan Ramírez. Composición: Jenny Medina. Equipo de diseño de OCRI - Menpet
 
Alí Primera y el compromiso amoroso con la humanidad.
La canción: vínculo entre el hombre y la naturaleza


La única arma que poseo es mi canción y el apoyo de mi pueblo”i

El testimonio del origen de un pueblo va de una generación a otra a través de la tradición oral. Algunos, llegan a vincularse tanto con su realidad que encarnan las tradiciones y se convierten en mediadores entre una época y otra.

Existen muchas definiciones de cultura. Puede decirse que cultura es todo lo que hace el hombre, reflejo de las creencias, costumbres, códigos y normas de comportamiento que rigen la conducta de los individuos en sociedad. También es la interpretación que tenemos de la realidad, reflejo de nuestra sensibilidad, construcciones mentales, abstracciones, emociones. La cultura reproduce las condiciones espirituales de la vida, de acuerdo a la reproducción material de la sociedad; es decir, de acuerdo al trabajo. Se define por la cualidad del vínculo entre el ser humano y la naturaleza.

Aquel que labra la tierra, canta durante su faena para acompasar sus movimientos, también para alentarse y confortarse. Lo mismo el que pesca, el que ordeña. El ser humano transforma a la naturaleza y así garantiza su supervivencia. Cuando canta, danza, escribe, ése ser humano habla de sí, de lo que ama, lo que sueña, lo que teme, y así garantiza la supervivencia de lo que le da sentido a la vida.

Nos acercamos a la cultura para entender el comportamiento social del hombre y su relación con el entorno, con la intención de descifrar la esencia humana.

Labrar la tierra, es la acción que dio significado al termino culturaii. Del hecho literal de cultivar la tierra, cultura amplió su significado al hecho de cultivar otras cualidades del hombre, aquello referido a lo intangible, al hallazgo de lo que no conocemos. Ese saber con el que alimentamos nuestra espiritualidad que después se convierte en motivación para buscar nuevos conocimientos y desarrollar otros talentos, derivados del descubrimiento de nuestra esencia, de lo que somos capaces de sentir, de hacer.

Ahora, en momentos de cambios tan trascendentales para la humanidad, es imposible dejar de cuestionar el comportamiento de una sociedad, la sociedad del capitalismo, que cava su tumba, que sólo piensa en función de acumular y consumir, mientras los recursos naturales se agotan y el planeta enfermo se entrega a la muerte.

La canción habla del hombre en un tiempo y una circunstancia determinada. La canción de Alí es en esencia antiimperialista, denuncia a la cultura del capitalismo que destruye lo humano.

Tal vez, cuando se buscó a sí mismo, Alí encontró esa verdad que se transmite de una generación a otra, vertió su poesía en la música tradicional venezolana y se convirtió en un intérprete de nuestro tiempo.
 
Alí, permanece por lo genuino de su canto. Su poesía, sencilla y profunda, cobró vida con la tradición venezolana y latinoamericana. Su canción, se hizo crónica de la historia, los valores, las alegrías y los dolores de los venezolanos.

Defensa de lo humano

“No me doblegará señor sistema…” Escribió Alí. Fue el encabezado de un escrito suyo publicado el 3 de mayo de 1982, titulado “Soy mosca y soy abeja”. Entonces, estaba siendo asediado por los cuerpos de seguridad del gobierno. El presidente de turno, era Herrera Campins, pero el asedio, la persecución, los asesinatos y las desapariciones habían empezado dos décadas antes. Era parte de un plan de exterminio sistemático de dirigentes políticos revolucionarios, puesto en marcha por los Estados Unidos en nuestra América.

Alí, cantaba la verdad. Y no por ser cantada, dejaba de ser incómoda. “A ustedes señores del sistema, les disgusta que tengamos profunda fe en nuestro pueblo y que por que él seamos mosca y abeja. Mosca porque nos meteremos en la mierda si es preciso para defenderlo y sacarlo de ella y abeja porque añoramos y cantamos a la flor de la victoria. El cantor no puede cantarle a la flor solamente, sino que cuando le llegue el tiempo debe cantar también contra la mierda y llamarla por su nombre.”iii

Alí, tenía 39 años cuando escribió estas palabras. Con ellas, denuncia las amenazas y las agresiones que él y su familia, habían padecido, pero también plantea el papel de la canción, como arma de lucha contra la alienación y la fragmentación de la sociedad.

Arma popular que defiende al pueblo contra la transculturización que niega su identidad y su memoria libertaria, canción que ayuda a sostener la esperanza en una Patria más digna y solidaria, en una patria más bolivariana...”iv

Los humildes, conocían su origen, se identificaban con su poesía y tarareaban su canción. Hoy, a 70 años de su nacimiento, para muchos venezolanos, Alí Primera fue un visionario. Su temprana desaparición física y el surgimiento de la Revolución Bolivariana afianzaron su legado y le hicieron partícipe de la construcción de la nueva humanidad.

“El arte que no milita en la defensa de la condición humana del hombre, no es arte y mucho menos arte popular”v.

Alí, militó a través de la canción. Defendió con ella lo más puro del alma humana, luchó por vencer la sombra de la ignorancia, los temores que mantienen al hombre alejado de sus iguales y de sí mismo.

Todo empezó de una semilla
Y vas contando morios
en las cuentas del rosario
pero ah mundo Mama Pancha
Ay que rosario tan largo
pero ah mundo Mama Pancha
Ay que largo es tu rosario
vi

Mi abuela me contó que todos los habitantes del caserío, podían seguir el rosario que Mama Pancha rezaba. Su voz era tan fuerte que todos podían seguir su rezo. Así era cada noche en San José de Cocodite, el pequeño poblado donde vivía.

Carmen Adela Rosell y Antonio Isidro Primera eran sus padres. Cuando Antonio Isidro murió, Alí tenía 3 años. Carmen Adela y sus hijos fueron recibidos en la casa de la abuela paterna, Mama Pancha.

Podría ser que su voz, su forma de cantar, estuviera inspirada en el rezo ronco y fuerte de Mama Pancha. Lo que sí sabemos es que su niñez, de privaciones y dificultades, lo hizo sensible a las injusticias.

El empeño del campesino paraguanero en labrar la tierra, la sequía, el cují, la miseria, el sabor del semeruco, la soledad, el salitre y la mar inmensa, todo está presente en el trabajo musical y poético de Alí.

Su imagen, su voz, la solidaridad que demostraba a amigos y extraños, su modesta forma de vivir, igual a la cualquier hombre o mujer que se nutre del aliento, cálido y salado, latinoamericano, emergió imponente en un tiempo en el que el sueño americano usurpaba nuestra identidad. 


Dariela Tello Medina 


i Alí Primera. “Soy mosca y soy abeja”. El Nacional, 3 de mayo de 1982.
ii El término cultura proviene del latín cultus que a su vez deriva de la voz colere que significa cuidado del campo o del ganado. En la mitad del siglo XVI, el término cultura es utilizado de manera simbólica, refiere el cultivo de cualquier facultad.
iii Alí Primera. “Soy mosca y soy abeja”. Ibíd.
ivAlí Primera. “Soy mosca y soy abeja”. Ibíd.
v Alí Primera. “Soy mosca y soy abeja”. Ibíd.
vi Alí Primera. Mama Pancha.


Uno de trabajos publicados por la revista Petróleo y Revolución. "La canción: vínculo entre el hombre y la naturaleza" y el escrito de Isaura Rodríguez Pérez: "A Baliquia le gustaba el cazón", fueron publicados por los equipos de prensa y diseño de la Oficina de Comunicación y Relaciones Institucionales del Ministerio del Poder Popular para la Energía y Petróleo, como una edición especial, el pasado 31 de octubre.

Isaura Rodríguez Pérez: "A Balikia le gustaba el cazón"

Fotografía: Juan Ramírez. Composición: Alfredo Buenaño. Equipo de diseño OCRI - Menpet.
A Balikia le gustaba el cazón

“Mami guardame cazón, guardame chivo”, le decía por teléfono ‘Balikia’ a su mamá antes de visitarla.

Mireya, una de sus hermanas, recuerda que él viajaba con frecuencia a Falcón y que no le faltó a Carmen Adela, su progenitora, en Navidad y fin de año.

Café sin azúcar, pabellón, especialmente las caraotas y, el cazón ‘boronaito’ le gustaban a ese hombre que fue Alí Primera, el que siendo un niño jugaba con metras, boxeaba y limpiaba zapatos.

En aquella tarde en la que Mireya y Elí, ambos hermanos de ‘Balikia’, evocaron momentos de la vida del cantor durante una conversación que pretendía ser entrevista, ella reconoció que ha recibido a visitantes que van a llorar a ese hombre comunista, como él se autodefinió.

En la calle Bolívar del barrio Alí Primera -que antes se llamó La Vela-, en el estado Falcón, está la casa de Carmen Adela, la mujer que parió 11 hijos, el sexto fue Alí, por cuya vida llegó a sentir miedo, confesó Mireya.

Detrás de esa vivienda se encuentra el museo en el que retratos, fotografías, discos y hasta el cajón de limpiabotas de ‘Balikia’ se exhiben.

Mireya vivió en Maracay, estado Aragua, hasta aquel año 1985. Otro hermano había muerto un año antes, se trataba de ‘Bagueuto’ (Héctor Antonio), quien a su vez estando muy niño comenzó a llamar con el apodo ‘Balikia’ a Alí.

“Yo no quise regresar a Maracay después de la noticia, él tenía la idea de que me viniera”, dice ella, quien aclara que él “siempre estaba pendiente de mami”, le gustaba ir a la playa con la familia e, incluso cuando salía del país “estaba pendiente de llamarnos”.

“Alí fue un personaje único, pana, amigo solidario”, expresa Elí, el hermano menor, quien recuerda que “había que echarle pata”, refiriéndose a las iniciativas de Alí de acudir a los “alicistas” para que le compraran bonos que le permitían recaudar fondos que destinaba al alquiler de estadios y pago de hospedaje para esos encuentros como la Canción Solidaria con el Pueblo Venezolano, Canción por la unidad del Pueblo Venezolano y la Canción por la Victoria del Pueblo Salvadoreño.

Leonel Lugo, residente del estado Falcón, del mismo barrio donde cada año, cada 31 de octubre -día del cumpleaños del cantor- , se obsequian juguetes a mil niños, conoció a Alí y recuerda: “yo le lavaba el carro y él me daba un long play”.

Hoy, en formatos diferentes al de elepé la música de Alí sigue siendo necesaria. 

Isaura Rodríguez Pérez


Uno de trabajos publicados por la revista Petróleo y Revolución. "La canción: vínculo entre el hombre y la naturaleza" y el escrito de Isaura Rodríguez Pérez: "A Baliquia le gustaba el cazón", fueron publicados por los equipos de prensa y diseño de la Oficina de Comunicación y Relaciones Institucionales del Ministerio del Poder Popular para la Energía y Petróleo, como una edición especial, el pasado 31 de octubre. 

viernes, 23 de septiembre de 2011

100 Mil Poetas por el Cambio en Venezuela

El Movimiento Poético Mundial convoca a todos los que desean vivir en justicia y belleza, el sábado 24 de septiembre de 2011, a un canto poético por el amor, y contra el egoísmo y la guerra. En Venezuela, Toda la Poesía en la Voz, los poetas de La Mancha, El Colectivo Musical La Cantera y Fabiola José se unirán al coro mundial por la vida que se realizará en 350 ciudades simultáneamente. En la sala Juana Sujo de La Casa del Artista a las cinco de la tarde, te esperamos para recitar y cantar por la vida.





Un coro global por la vida

Hoy nos reunimos para acrecentar una ola exultante de poesía, que se está moviendo por el mundo, de escenario en escenario donde concurren personas ligadas al mismo deseo, a la misma aspiración por asumir el reto de las grandes transformaciones del espíritu, construyendo un gesto, una actitud abierta a todos los cambios y rupturas necesarias para fundar un mundo acorde a la vida y no sujeto a los designios de la devastación.

Hoy celebramos que somos tránsito gozoso hacia un nuevo momento, hacia una nueva atmósfera que propicie una luz congregante y la paz sin tratados ni demagogias.

Hoy no nos encontramos para reprocharle al ser humano sus excesos rumbo a la catástrofe sino para aumentar la energía radiante de la poesía, que avanza como una red luminosa hacia nuevas dimensiones de la conciencia, para asumir con grandeza el horizonte del tiempo presente.

Hoy nos reúne un ímpetu renovado, con el ánimo de incidir en las urgentes transformaciones, ante los retos de este momento en que peligra la vida de muchas especies, entre ellas la humana.

Hoy esta convocatoria es posible gracias a la fuerza concurrente de la poesía y es el poema el instrumento mágico de expansión de la energía dislocante necesaria para abrir nuestra mente, nuestro corazón y nuestro espíritu y así saltar hacia esa dimensión donde podamos llevar nuestros sueños, símbolos y deseos al plano de las realizaciones.

Sabemos que un poema no detendrá tsunamis, ni guerras.

Pero un poema es un escudo ante el lenguaje de la devastación, la guerra y la sobre explotación.

Un poema no curará a 1.020 millones de personas que padecen hambre crónica en el mundo; un poema no detendrá la muerte por inanición de 750.000 habitantes de Somalia.

Pero un poema es expresado para reafirmación en la vida, en el canto activado con la energía radiante de la poesía, que es celebración de la luz.

Un poema no resolverá los problemas básicos de la humanidad vulnerada.

Pero un poema es sueño cantado, visión, oxígeno del espíritu

Un poema no conjurará a los monstruos climáticos.

Pero un poema es una puerta que se abre cuando todo parece sin salida.

Un poema prepara la mente para lo que será y de lo que aún no se sabe.

Un poema no es mercenario de ninguna desgracia.

Un poema es el lugar de las conjunciones mágicas y simbólicas que nos reafirman como especie, escindida entre el animal y el humano.

Un poema es soñar un mundo nuevo, y en esto le da validez y sentido a la realidad en que vivimos. Un poema fluye creando un futuro mental desde el cual crecerá la civilización del mañana. Por esto una sociedad que falla en el campo del arte y la literatura es una sociedad que se ha fosilizado mentalmente y menoscabado su capacidad de auto-renovación y rejuvenecimiento.

Los poemas nos recuerdan que la hambruna, la guerra, la superpoblación y la polución no son efectos de nuestra falta de tecnología o recursos, sino de nuestra carencia de ética y amor.

Y los poemas son llaves que pueden abrir para nosotros la casa del tesoro de nuestras riquezas comunes –el amor humano, la sabiduría, la creatividad y la belleza: tesoros que se hacen más abundantes cuando son compartidos.

Invocamos los poderes de la poesía para no caer en el juego macabro de la barbarie. Un poema es un motor deseante de cambio, en busca de un oxígeno nuevo, bajo el cielo de plomo y azufre.

Un poema es la causa de las grandes convergencias espirituales. Un poema nos hace comprender que la poesía es la ecología de los ecosistemas simbólicos. La poesía es la biología del espíritu, el motor de los soñadores, de quienes aspiran a dar el salto hacia una nueva dimensión del ser en la que sea posible existir sin el lastre de las iniquidades que hemos heredado y que ya es tiempo de que cesen.

Poemas para alimentar el sueño por una humanidad auténtica, por fin liberada de los grandes errores.

Por la dignidad que nos da la poesía, hoy nos unimos a un coro mundial por la vida, por el cambio verdadero, ahora que nos movemos por un borde peligroso de nuestra historia humana.



jueves, 1 de septiembre de 2011

Luís Mariano Rivera: Así es mi cantar





A mi me gusta cantar

canciones para mi pueblo

canciones que tenga gracia

y alegría por dentro

canciones que digan algo

que arranquen del sentimiento

canciones tontas no gusto

para cantarle a mi pueblo

en mi cantar sólo busco

en mi cantar sólo quiero

cantar las cosas sencillas

que tengan sabor eterno

cantando así mis canciones

cantándole así a mi pueblo

el mensaje de mi canto

se le graba en el recuerdo

porque yo soy un cantor

que sólo busca en el verso

cantar las cosas sencillas

que tengan sabor eterno

Así es mi cantar
Luís Mariano Rivera

Es difìcil contener las lágrimas al escuchar su voz, su poesía, sus canciones... Compositor, músico, poeta, autor de obras teatrales. Luís Mariano Rivera floreció el 19 de agosto de 1806 bajo el cielo de Canchunchú. Carúpano, estado Sucre.

Hijo de María Rivera y Antonio Font...

"Nací en este rincón de tierra un 19 de agosto, entre siembra y conuco, cerecitas y florecitas silvestres, maizales en proceso de espiga y el canto dolorido del tutuel; mi padre era un mantuano de Carúpano y mi madre, María Rivera, una campesina de alpargata y remiendo, analfabeta, que cocinaba en fuego de leña y lavaba en batea..."

En Canchunchú, vive su infancia y juventud; entonces era un pequeño caserío a las afueras de Carúpano. Su madre murió, siendo un niño. Desertó de los estudios, sólo estudió hasta tercer grado.  Tuvo que trabajar como peón en la hacienda de su padre.

“Nací en Canchunchú. Era hijo de Don Antonio Font. Papá me tuvo, hasta cierto punto consideración. A la muerte de mi madre quedé a la deriva. Me fui con mi tío a casa de mi abuela. Allí crecí entre la pobreza y conmigo los piojos, las niguas y todos esos males. Pero pasaba algo en mis adentros: sentía amor por todas las cosas, nunca llegué a odiar, ni siquiera a mi padre, a quien siempre guardé respeto. Así crecí, entre el amor y el dolor que es una escuela. Todo eso que yo viví lo lleve a mis canciones y mis versos.

Desde muchachito tocaba el cuatro, siempre tocando la música nuestra. Yo era un hombre sin cultura, analfabeta. Sabía poner mi nombre, sumar, restar: eso me lo enseñó un viejo, allá, sobre las tablas del alambique, con un carbón".

No pudo estudiar formalmente en una escuela, pero su inteligencia y gran sensibilidad le hizo convertirse en uno de los compositores y poetas venezolanos más importantes. 

Desde muy chiquito, me aparté de la escuela y me entregué a este mundo de siembra y conuco. A partir de ahí, mi vida no significaba nada. Tuve varios trabajos de muy poca importancia. Pero un día, cuando ya era adulto, me encontré con un niño que me corrigió un error ortográfico diciéndome: ¡Viejo Pendejo, depósito se escribe con s y no con c!...

En ese momento, decidió aprender a leer y escribir bien, a encontrar las herramientas que luego le permitirían expresar los sentimientos más puros que guardaba su alma.

"Antes de ese momento me llamaban loco y analfabeta; después me superé... Hoy ya puedo pronunciar cada una de las letras que conforman las palabras: amorrr, terrrnura, herrmosura..."
  
A los 48 años "sin buscarlo" escribe su primer poema. "Un día, en medio de las parrandas propias de la Pascua, le compuse un aguinaldo a mi tierra que luego se convirtió en un himno. Cuando mis amigos escucharon Canchunchú Florido se sorprendieron y me dijeron: -Mariano, ¿quién te hizo eso tan hermoso? Tú no pudiste escribirlo porque nunca has sido poeta. Eso es un poema a la naturaleza".

Desde entonces, se convirtió en una gran inspiración, en un lucerito pues... 

"Después de viejo, que logré meter un poco de luz a mi pensamiento, comencé a recordar aquellas vivencias de infancia y a plasmarla con la misma sencillez de mis recuerdos..."

En el año 1955, funda el conjunto "Alma Campesina"  con el que realiza varias presentaciones en el oriente del país y en Caracas. Este grupo se desintegra y en 1958, dedica su trabajo a los niños, para los que compuso obras de teatro con su poesía y canciones; entre sus obras destaca "El Cundiamor".

Entre los años 1958 y 1962 vive con su familia en Güiria de la Costa y allí continúa con su actividad cultural. En Carúpano, funda en 1962 el grupo de aguinaldos "Charallave Canta", antecedente de la agrupación "Canchunchú Florido" que mantiene su actividad cultural hasta el presente y con el cual recorrió el país.

A partir de Canchunchú Florido, compone a su tierra otros temas como Carúpano tierra mía, Cerecita, La Guácara, El Piapoco, La Negra Juana, Lucerito, Mi comay Juana María.

Compartió su vida con Maximina Marsella, su negra compañera...

Tomé tus manos y con amor te dije:

en mi corazón se encuentra un nido

formado con fragancias de ternura

si quieres entrar a él vente conmigo.


Creíste mi decir y desde entonces

unidos por comprensión nos encontramos

¡es que cuando el amor de ello se nutre

la vida endulza del querer los pasos!







Recibió el amor incondicional de sus familiares, amigos y de todo aquel que le conoció. Hablaba con los animales, vivía animado por toda la vida que le rodeaba. Admiraba la belleza de los pajaritos y flores silvestres.


Tucusito 

 Tucusito tucusito
dime ¿cómo hizo Dios
para hacerte tan bonito?
tomó un puñito de tierra
de amor agregó un poquito
cinco gotas de dulzura
cuatro gramos de ternura
sopló y me nació el piquito
las paticas el plumaje
las alitas el rabito
donde tuvo más cuidado
fue en ponerme los ojitos
porque buscaba con ello
que además de ser tan bellos
reflejaran la inocencia
que envuelve mi cuerpecito.

Cuando me vio así formado
con vida y con movimiento
esto me dijo el Creador:
tierno y lindo pajarito
tu misión es muy hermosa
andarás de flor en flor
buscando el néctar de amor
que te sirve de alimento
llegarás donde la rosa
el lirio el amaranto
la margarita preciosa
y a toda flor que su encanto
engalana los jardines
pero no olvides criatura
en visitar la hermosura
de la tierna florecita
esa que no tiene nombre
y su único destino
es alegrar caminos
con su gracia tan bonita.
Cuando ya iba a volar
le pregunté a mi hacedor
¿cómo pararme en la flor
sin sus pétalos dañar?
y me dijo dulcemente:
en mi gran sabiduría
todo ha sido previsto
en lo inmensamente grande
y en lo inmenso chiquito.


En el lugar que es muy frío
le puse lana al cabrío
a la sierpe venenosa
púsele sueño profundo
cuando en el día reposa
y al morrocoy macho
un hoyo en el carapacho
te preguntarás ¿por qué?
si tuviera el pecho plano
como el de su compañera
aparear no pudiera.


Al hombre le dí amargura
para que luego supiera
lo que vale la dulzura
a la liebre claro oído
vivacidad ligereza
para quien se defienda
cuando la busquen de presa
y a ti animalito
las alitas doté
de un especial movimiento
para llegar a la flor
en busca de su alimento
te sostendrás en el aire
y al tu piquito meter
el pistilo la corola
toda toda su hermosura

También expresó su amor al perrito callejero, como le cantó a todo lo sencillo, humilde y tierno...

Mi perro callejero

En mi rancho
tuve un perro
un perrito callejero
sin mezcla de raza fina
era criollo por entero
fiel y noble cual ninguno
vigilante y compañero
y pa comer le bastaba
la sobrita que quedaba
recogida en el caldero
peleador a toda prueba
en el pelear era fiero
no importaba si el contrario
era guapo y altanero
a muchos perros grandotes
hizo dejar el pelero
de esos que adornan collares
y les cuidan con esmero.
Cuando cualquier perrita
quería entrar en enredo
y veinte perros tras ella
se disputaban su quiero
mi perrito rabo frito
era entre todos primero
en lograr ponerse al frente
a base guapo y fiero
por eso todo los perros
que en ese tiempo nacieron
tenían la misma pinta
de mi perro callejero
de mi perro come sobra
de mi perro montonero
que sin ser de raza fina
y ser criollo por entero
era fiel era valiente
vergatario y compañero.

Sus composiciones, de gran belleza y profundo contenido social, han sido interpretadas, entre otros, por Lilia Vera, Gualberto Ibarreto, Quinteto Contrapunto, Morela Muñoz, Magdalena Sánchez, Rafael Montaño, Víctor Morillo, Cecilia Todd, Serenata Guayanesa, Frank Pourcel, el Grupo Vocal Paria, entre muchos otros. 

Le cantó al hombre y la mujer del campo, asediados por el hambre y la pobreza...
 
Juana Francisca 

 Juana Francisca la piazo e' diabla
vive en un rancho trasquilaíto
Juana Francisca la piazo e' diabla
vive en un rancho trasquilaíto
en el ranchito tiene una chiva
tiene una chiva con dos chivitos
tiene una puerca, tiene una burra
tiene una perra y dos carajitos
con la barriga como un taparo
y la nalga seca como un sapito

Juana Francisca la piazo e' diabla
amarró a la chiva con los chivitos

Juana Francisca la piazo e' diabla
amarró a la chiva con los chivitos
ordeña que ordeña
ordeña que ordeña
para que coman los carajitos 

Para que coman los carajitos...

Juana Francisca la piazo e' diabla
vive en un rancho trasquilaíto

Vive en un rancho trasquilaíto

En el ranchito tiene una chiva
tiene una chiva con dos chivitos
tiene una puerca, tiene una burra
tiene una perra y dos carajitos...

Con la barriga como un taparo compai
por el hambre y por las lombrices
y el rabo seco como un sapito
por falta de alimento
esa es la vida 
en esta patria, caramba...


Le cantó a la vida, a nuestra conexión con ella... 

El maíz
 
Varios granos a distancia
va sembrando el campesino
y en cada grano que siembra
su esperanza va dejando.
Se forma el tallo del grano
en la tierra humedecida
y del grano cada tallo
busca en la tierra salida.
Cada tallo sus hojitas
entreabre tiernamente
empezando así la planta
su desarrollo creciente.
Desde que el grano se siembra
hasta que sale la espiga
el esfuerzo da su abono
de sudor y de fatiga.
Cuando la mazorca brota
las hebras de sus cabellos
la siembra toda se adorna
con los motivos más bellos.
Aquí llega lo sublime
amor la espiga sacude
para que el polen se riegue
y la mazorca fecunde.
De la mazorca el cabello
cambia su oro color
señal del grano que cuaja
para brindar su sabor.
El hijo del campesino
con sus manitas terrosas
buscando el grano cuajado
abre las tiernas mazorcas.
Aquí llega lo grandioso
la cosecha asegurada
y la abundancia en el rancho
se ve en el piso regada.
El hambre levanta el vuelo
y al irse despidiendo
a los que deja en el rancho
¡hasta luego va diciendo!...

Recibió muchos reconocimientos, distinciones, premios y homenajes pero, para él, el premio más importante que recibió fue el amor de su pueblo. Luís Mariano fue amado con la intensidad con la que amó. Supo expresar lo más puro que pueda sentir el alma humana y hacerlo un homenaje a la tierra.

Luís Mariano volvió a la tierra, el 15 de marzo de 2002. Nos dejó la sencillez de sus letras, la belleza de sus sentimientos, sus melodías, el amor por su terruño, los rostros campesinos, martíres de la pobreza exaltados por el sufrimiento, iluminados por sonrisas...
 
"Las cosas bellas de la vida nacen del amor. Si un poeta, un pintor o un artista no siente amor por lo que hace, su obra no trasciende... Para mí el amor está en la vida, en la primera aurora, en el primer arcoiris, en la primera gota de rocío, en la primera flor. El amor no necesita de reglas para manifestarse. Por eso soy un eterno enamorado de la vida y por eso admiro tanto a Otilio Galíndez y Francisco Mata..."





miércoles, 24 de agosto de 2011

Libia: Al odio le dejaré...



 Al odio le dejaré
 
mis herraduras de caballo,
 
mi camiseta de navío,
 
mis zapatos de caminante,
 
mi corazón de carpintero,
 
todo lo que supe hacer

 y lo que me ayudó a sufrir,
 
lo que tuve de duro y puro,
 
de indisoluble y emigrante,
 
para que se aprenda en el mundo
 
que los que tienen bosque y agua
 
pueden cortar y navegar,
 
pueden ir y pueden volver,
 
pueden padecer y amar,
 
pueden temer y trabajar,
 
pueden ser y pueden seguir,
 
pueden florecer y morir,
 
pueden ser sencillos y oscuros,
 
pueden no tener orejas,
 
pueden aguantar la desdicha,
 
pueden esperar una flor,

en fin, podemos existir,
 
aunque no acepten nuestras vidas
 
unos cuantos hijos de puta...



Pablo Neruda

Testamento de Otoño
(Fragmento)





Violeta Parra, hermana mayor de los cantores populares

Violeta Parra. Recital en la Pampa, Argentina. 1961.


Violeta Parra, hermana mayor de los cantores populares
Revista Musical Chilena, Agosto 1958.

Atraída por una certera intuición y guiada por su instinto netamente popular, Violeta Parra supo llegar al corazón del genio de nuestro pueblo y descubrir sus más preciosos tesoros, los que está dando a conocer a todo Chile.

Violeta Parra sabe tocar nuestros instrumentos folklóricos, la guitarra y el guitarrón y cantar a lo poeta. Sabe escribir versos a “lo divino” y a “lo humano”, compone sus propias melodías y puede improvisar unas décimas si la ocasión lo exige. En los velorios de angelitos ha sido invitada a cantar junto a grandes cantores, “de aquellos que no se dejan acompañar por cualquiera”, y cuando va de pueblo en pueblo y de rancho en rancho, buscando los trozos perdidos del magnífico fresco folklórico de Chile, no es una extraña entre los viejos cantores campesinos. No llega al pueblo con el espíritu de un erudito que busca lo interesante, sino como la hermana mayor de los cantores populares. Es por eso que una celosa cantora del sur que no solía dejar a nadie escuchar sus canciones, le entregó todo su patrimonio a Violeta Parra, diciéndole “la sangre suya, pues, Violetita” es lo que la había impulsado a regalarle todo su tesoro musical y poético. Violeta Parra sabe tratar a estos ancianos como lo hacían las niñas de otros tiempos, llamándolos respetuosamente abuelito y abuelita. Ella conoce el lenguaje del niño que eleva volantines, sabe consolar a la madre que ha perdido a su “angelito”, canta los “parabienes” de los novios y comprende al arriero que ha visto a la Virgen en el hueco de una peña y al diablo con tres ojos. Aquí reside el secreto de esta investigadora.

Al oírla cantar las canciones “a lo divino” hemos descubierto que nuestros cantores populares conocían las Sagradas Escrituras mejor que nosotros mismos y sus cantos a la Sabiduría de Salomón y a las gloriar de Sansón nos han dejado perplejos. En las cintas magnéticas grabadas en todas las regiones de Chile, Violeta Parra ha recogido las extrañas voces de ancianos y jóvenes que con melodías de ritmos graciosos y encantadora sencillez describen la creación y la destrucción del mundo, el nacimiento, la vida, pasión y muerte de N. S. Jesucristo; las historias de los patriarcas, reyes y sabios del Antiguo Testamento; el Diluvio Universal, la Torre de Babel y la caída de Babilonia. Una voz gutural recita en un poema largo como la Gesta de Mío Cid, la historia de Carlomagno y los doce pares de Francia. Otro, con la autoridad de un profeta, canta la vanidad de la sabiduría del “planeta terrenal” y se burla de los sabios que “para dar prueba toman tinta, papel y estrumento”. Otros hacen alusiones herméticas a la ciencia de Zoroastro y hablan con mágico lenguaje del sol, la luna y las estrellas y el “santo rumor” de las esferas en los espacios infinitos. Y son innumerables los clásicos cantos de despedida del “angelito” que se va de este mundo a la gloria celestial, donde la Virgen le tiene preparada “cuna de flores” y donde el Señor, en premio, le confiará el cuidado de una rosa en “los jardines de Abraham”.

Primeros contactos con el folklore

Nacida en Chillan, centro de tradiciones autóctonas, Violeta Parra pertenece a una familia de cantores y poetas. Ella misma nos explica sus primeros contactos con ese mundo del folklore que fascinó su niñez y que se encontraba muy profundamente arraigado a su naturaleza de artista.

—Mi padre, aunque profesor primario, era el mejor folklorista de la región y lo invitaban mucho a todas las fiestas. Mi madre cantaba las más hermosas canciones campesinas mientras trabajaba frente a su máquina de coser; era costurera. Aunque mi padre no quería que sus hijos cantaran, y cuando salía de casa escondía la guitarra bajo llave, yo descubrí que era en el cajón de la máquina de mi madre donde la guardaba y se la robé. Tenía siete años. Me había fijado cómo él hacía las posturas y aunque la guitarra era demasiado grande para mí y tenía que apoyarla en el suelo, comencé a cantar despacito las canciones que escuchaba a los grandes. Un día que mi madre me oyó no podía creer que fuera yo.

Así se inició la carrera de esta artista innata. Dos cantoras populares ejercieron sobre ella una influencia decisiva.

—Vivía en Malloa —recuerda—, un pueblecito situado por Chillan hacia el interior. Malloa era un pueblo perdido en el campo, incomunicado con el resto de Chile; sólo un camino real lo unía con Chillan y había media hora a caballo, yendo a galope tendido, y más de dos horas si se iba al paso. En esa región eran muy conocidas las niñas Aguilera, dos hermanas que cantaban. Algunos de los cantos populares que forman mi repertorio actual se los oí por primera vez a ellas. Las niñas Aguilera cantaban muy bien y constantemente las perseguía para que me enseñaran sus cantos.

Violeta Parra escribió su primera canción a los nueve años, era para su muñeca de trapo, y desde entonces comenzó a componer y a escribir versos. Le ha puesto música a varios versos de su hermano, el poeta Nicanor Parra y “a raíz de mi primer amor surgieron mis propias tonadas”, nos confía.

En Santiago

Al llegar a la capital, Violeta Parra y una hermana suya formaron un dúo y se dedicaron a cantar profesionalmente. Conocían desde la época de Malloa muchas canciones de la tradición popular, pero la hermana de Violeta, convencida de que el público las rechazaría, se oponía a cantarlas.

Musicalmente —nos explica—, yo sentía que mis hermanos no iban por el camino que yo quería seguir y consulté a Nicanor, el hermano que siempre ha sabido guiarme y alentarme. Yo tenía veinticinco canciones auténticas. El hizo la selección y comencé a tocar y cantar sola. Después me exigió que saliera a recopilar por lo menos un millar de canciones. “Tienes que lanzarte a la calle —me dijo—, pero recuerda que tienes que enfrentarte a un gigante, Margot Loyola.”

Encontré folklore en todas partes, aunque las viejas de Barranca fueron mi primera fuente. Doña Rosa Lorca, arregladora de angelitos, me cantó todo su valioso repertorio y me lo enseñó. Es a ella a quien le debo la nomenclatura del Canto a lo Humano y Canto a lo Divino que, siguiendo el orden del velorio del angelito, se divide en Versos por Saludo, Versos por Padecimiento y Versos por Sabiduría.

—Cuando la escuché cantar estos cantos ancestrales, volvió a mi memoria la ceremonia vista de niña del “velorio del angelito”. Recordé cómo se mandaba buscar a la madrina para que hiciera el “alba”, que tiene que ser cortada en tela nueva, con tijeras, hilo y aguja usadas por primera vez. Los miembros masculinos de la familia partían a caballo a buscar la gente. Las mujeres de la casa dividían la pieza en tres secciones: en una punta el velorio, al medio un mueble con loza y al otro extremo una mesa cubierta con mantel blanco y un brasero con carbones bien encendidos. Cuando llegaban los hombres se colocaban al lado del angelito, que ya estaba arreglado en su altar y las mujeres se apretujaban alrededor del brasero. Entonces, en un silencio impresionante, comenzaba el canto. También se bailaba la cueca fúnebre sin zapateo y con guitarra y el “chapecao” sin pañuelo y en silencio.

—Gracias a doña Rosa Lorca y a otras ancianas de la región, recopilé 500 canciones de los alrededores de Santiago y volví donde Nicanor con tonadas, parabienes, villancicos, además del Canto a lo Divino y a lo Humano y con las danzas campesinas “El Pequén”, “El Chapecao”, “La Refalosa” y la “Cueca.”

En Europa

Su investigación folklórica de una autenticidad absoluta, la hizo acreedora al “Caupolicán” de 1954 y ese mismo año partió a Europa invitada al Festival de la Juventud en Varsovia. Tanto en Polonia como en Checoeslovaquia dio a conocer las canciones de Chile, y después en París, se ganó el corazón de los franceses, tanto en su labor nocturna en la boite “L’Escale” como en el Festival Internacional Folklórico celebrado en el Gran Anfiteatro da la Sorbonne, donde actuó sola, representando a Chile.

—Salí sola al escenario —recuerda Violeta Parra— y sentí un murmullo de casi desaprobación. Todas las otras delegaciones eran numerosas y llenaban el escenario, yo me sentía asustada y muy pequeña. Sonó la guitarra y hubo un silencio inmediato. Tuve que cantar siete veces, obteniendo aplausos atronadores. Pero no era a mí a quien aplaudían, porque cuando se canta la canción chilena es a Chile al que se aplaude.

De París pasó a Londres. En diez días en Inglaterra pudo hacer lo que en Paris en seis meses. Tres casas grabadoras se disputaron la exclusividad de grabarle sus canciones; ella tiene exclusividad con Odeón, por eso se limitó a grabar un long-play grande con 18 canciones. Grabó para los archivos de la BBC, actuó en televisión y dio dos recitales en Cunning House para un enorme grupo de intelectuales. Trabó amistad con Victoria Kingsley, la famosa folkiorista inglesa, a la que le enseñó su repertorio y Allen Lomax se fascinó con el folklore chileno.

Violeta Parra compositora

Al volver a Chile, nuestra folklorista comenzó a componer obras para guitarra, que aunque llevan la nomenclatura del folklore, las llama Anticuecas, son música culta, como la que puede escucharse en cualquier concierto de cámara. Violeta Parra, que musicalmente se formó sola y que aprendió música como el pájaro canta, es una compositora única. Ella no sabe ni quiere saber nada de contrapunto, armonía ni desarrollo temático. Puede sólo ofrecernos una música que brota directamente de su alma y que llega al mundo como un niño. Improvisando, descubrió en ella misma un mundo de poesía, que creyó estaba enredado en las cuerdas de su guitarra. Sin ser guiada por ningún maestro, encontró su sonido, su armonía, su línea melódica y sus ritmos, su propia técnica, que supo desarrollar al cabo de unas pocas semanas. Sus Anticuecas tienen esos mismos ritmos chilenos que nos son conocidos, pero cobran un sentido y una dimensión muy diferentes. Es el alma recóndita de la cueca lo que Violeta Parra nos revela en sus espontáneas composiciones. La originalidad de esta música extraña y hermosa, no se parece a nada, no obstante ser tan propia de esta tierra chilena.

Dos obras de Violeta Parra

Dentro de los próximos dos meses saldrán al mercado dos libros de esta insigne “cantora” chilena. En el primero de ellos recopila cien cantos, que abarcan las más importantes formas musicales populares de las distintas regiones de Chile. Esta será la primera publicación de cantos folklóricos con carácter musical, porque si bien hubo antes muchas otras recopilaciones y publicaciones sobre el tema, los investigadores se limitaron al aspecto literario, publicando tan sólo las letras de los cantos.

En la primera obra se le da enorme importancia al Canto a lo Divino, que es, sin lugar a dudas, lo más valioso y antiguo de todo nuestro folklore. El Canto a lo Divino, como su nombre lo indica, es un canto a Dios y a las cosas que son de Dios y se canta de preferencia en los velorios de angelitos, es decir, en los velorios de niños menores de cinco años, que se supone son lo suficientemente puros como para ir directamente al cielo. En las distintas etapas de la ceremonia de velorio, que dura toda la noche, se cantan cantos a lo divino y sobre diferentes temas. Los temas de un canto se llaman, en lenguaje folklórico, “fundamentos”. Los principales fundamentos son: Verso por Saludo, que se cantan al comienzo del velorio y que se subdivide en: Versos Mochos, forma usada por cantores de segunda categoría; Versos por Redondilla, en esta forma una sola línea sirve de final para todas las estrofas que se canten, y Versos de Contrarresto o Contrarrestados, que están sujetos al siguiente plan: cada cantor forma una estrofa encabezándola con el último verso del anterior y terminándola con el primero de la misma. Enseguida se cantan los Versos por Padecimiento, que vienen después del saludo y primer “gloriao”, o sea, la primera copa de vino de la noche, y que se cantan hasta la medianoche. Además de beber y cantar, se relatan antiguas y pintorescas historias chilenas.

Versos por Sabiduría, que se cantan después de la medianoche. En ellos se cita a los grandes sabios del antiguo testamento y Versos por Apocalipsis, tomados del Apocalipsis y que hablan del fin del mundo. Hay también algunos fundamentos secundarios, cuyo uso es circunstancial, como, por ejemplo, Versos por la Pesca Milagrosa, El Rey Asuero, La Torre de Babel, El Diluvio y otros hechos bíblicos notables. Versos por Despedida, se cantan al rayar el día y en ellos los cantores hablan como si fuera el angelito mismo quien se despide.

Violeta Parra también incluye en esta primera obra El Canto a lo Humano, que musicalmente no tiene diferencia con el Canto a lo Divino, y que se canta de preferencia en los “Wireos” o reuniones de cantores que se juntan para hacer música por entretenimiento, o “por travesura”, según la expresión popular. En estas reuniones se canta por diversos fundamentos, entre los cuales los más importantes son los siguientes:

Por Ponderación (o exageración), que consiste, como su nombre lo indica, en exagerar cualquier cosa con ingenio; Versos por el mundo al revés, cuya gracia reside en invertir el orden normal de las cosas; Versos autorizados, en que los cantores se ponen de acuerdo para molestarse (echarse tallas) mutuamente, sin que nadie pueda enojarse, por lo mismo, que se llaman autorizados, y Versos “a lo amor”, cantos amorosos.

Finalmente, Violeta Parra nos da a conocer en su obra, los Parabienes, canto homenaje a los recién casados y las Tonadas, forma musical que ha alcanzado una gran difusión. La Tonada campesina es, naturalmente, la más hermosa y casi todas ellas son melancólicas y sobre temas amorosos.

El segundo volumen de música y poesía folklórica chilena, recopilado por Violeta Parra, es el resultado del trabajo de investigación realizado por la folklorista entre noviembre de 1957 y enero de 1958; bajo los auspicios de la Universidad de Concepción y contiene las cincuenta mejores cuecas inéditas recopiladas en la zona de esa ciudad.

Violeta Parra declara que las cuecas de la provincia de Concepción son las más hermosas de todo Chile, tanto por la melodía como por el texto, que casi siempre es de carácter noble y poético y está lleno de bellas e ingeniosas figuras literarias, como podrá juzgarse por los fragmentos siguientes:

Floreció el copihue rojo
En la montaña chilena
Que parece una guirnalda
De ensangrentadas cadenas
Y estos hermosos versos de amor:
Un picaflor volando
Picó en tu boca
Creyendo que tus labios
Eran de rosa. 

El humor y el ingenio tampoco están ausentes:

La muerte se está bañando
En el puente e la amargura
Le han robado la enagua
Por andar con sus locuras. 

Violeta Parra. Acto polìtico. Chile, 1948.



Fuente: www.violetaparra.cl