martes, 23 de noviembre de 2010

Adrián Suárez: Un señor con sombrero, altamente sospechoso




El ser compositor es una elección con opción a la trascendencia. El creador se sabe deudor de fuerzas o verdades siempre superiores de las cuales él es legítimo interlocutor, de Dios mismo o de la historia, del inconsciente colectivo o aún de su propio genio.
Adrián Suárez

Como si pasara desapercibido, pensó que sería lo socialmente aceptado, caminar lleno de silencios hasta su destino, con la idea de que nadie pensara que era capaz de reír escandalosamente, o partir abruptamente al confín del mundo. Los nuevos amigos que le esperaban para decir por radio lo que él sentía tampoco eran tan cuerdos, precisamente, lo gracioso era que todos estaban locos y todos, ignoraban las obsesiones de los compañeros. Irónico.

Adrián Suárez llegó a la Radio Nacional, a La Cantera, después de meditar, de investigar y de crear muchísimo. Adrián ha logrado integrar el conocimiento que ha adquirido estudiando música y siendo músico, ahora le toca decir. El dice mucho de sí y de su rol como creador. Recientemente presentó a Watunna, una obra para Orquesta Sinfónica y dos Chamanes Piaroas. Es un reto para él, crear una obra que integre musicalmente, dos mundos aparentemente opuestos: la academia y el conocimiento heredado de nuestros ancestros. Pero también es un reto escuchar la música sanadora de los piaroas, es un reto para muchos escuchar “lo nuevo” que contradictoriamente ha permanecido en nuestra memoria colectiva por siglos.

Watunna fue interpretada el pasado 10 de octubre por la Orquesta Filarmónica Nacional y dos Chamanes piaroas y dirigida por el maestro Juan Carlos Núñez.

-La palabra éxito no me interesa porque no se trata de eso, de lo que se trata es que hemos observado como la gente ha accedido a este saber ancestral con la humildad necesaria y se ha producido una experiencia muy hermosa en la sala el día del concierto- explicó Adrián Suárez.

-De alguna manera fue una especie de iniciación espiritual y de reencuentro con nuestros ancestros más antiguos, con el saber de la cuenca del Orinoco.

El proceso que llevó a Adrián Suárez a esta obra y a la creación musical nacida del legado indígena que heredamos los venezolanos, se inició con sus estudios en la Escuela de Artes de La Universidad Central de Venezuela, y siguió con su trabajo de investigación realizado en la Fundación de Etnomusicología y Folclor, Fundef, actualmente Casa de la Diversidad Cultural.

Algo vibró, y luego se fue gestando. Estudiando fuera de Venezuela quiso contestar muchas preguntas – Qué somos, qué es significativo, cuál es la memoria. Se empezaron a atar cabos. El conocimiento adquirido, entonces para él incipiente, comenzó a tornarse en una necesidad que debía ser volcada a la investigación, y de investigación tenía que contribuir a la creación musical.

En 1999 comenzó a escribir Watunna. Su creación inició entonces, pero fue interrumpida en varias oportunidades hasta que concluyó la obra con un viaje que realizó al estado Amazonas en enero de 2010.

– Para mí resume la vivencia de casi una década, donde además de ésta hay otras pequeñas obras, pero creo que todo está volcado en esta obra sinfónica Watunna. El encuentro con el chaman Bolívar, con su hijo Rufino y con otro par de chamanes que me recibieron con un grado de hermandad insólito. La palabra “no” no la he conocido de ellos.

La presentación de Watunna, fue para Adrián, un milagro. - Se presentó la oportunidad de hacer el concierto con la Filarmónica Nacional, cosa bastante extraña para un compositor presentar una obra sinfónica, un compositor venezolano quiero decir, porque los compositores rusos, italianos, alemanes, franceses, los escuchamos semanalmente. A los compositores venezolanos no los escuchamos, no nos conocemos. Para qué tener tantas orquestas si la creación nuestra, venezolana, no accede a estas instituciones, no está, ellos no la presentan…

Milagro porque nace de cuestionamientos castrados por la escuela para la sumisión, milagro porque gran parte de las instituciones dedicadas a la gestión cultural no están conectadas con nuestra esencia.

- Yo lo llamo nueva música ancestral venezolana, porque efectivamente yo pretendo un nuevo lenguaje pero hundiendo la memoria en el mundo de la cultura ancestral venezolana. Los instrumentos, los cantos, toda la artesanía, tiene relación con el mundo espiritual. A veces simplemente nos quedamos en el plano material, que es lo que normalmente haría un investigador, la creación busca otros planos pero necesitas generar un lenguaje.

Para Adrián es un nuevo lenguaje nacido de lo ancestral. La cultura occidental, de la que somos parte, nos educa de espaldas a nuestro origen. La creación, para ser expresión genuina de nuestro pueblo, debe partir del comienzo, del antes que nosotros desechamos, necios.

- En la obra Watunna tuve que fracturar el alma de algunos instrumentos para poder representar el imaginario de lo que yo estaba buscando.

Watunna es la suma de toda la experiencia de Adrián durante los últimos años, su encuentro con los chamanes piaroas, el viaje que no ha terminado. Esta obra definirá el futuro de su creación.

- Es algo que se nos escapa de las manos, lo que hay allí es un mensaje de lengua celeste. La música no es un lenguaje humano, la música es un lenguaje que va a otro punto y que es sobrehumano.

Vicente Emilio Sojo
Es tiempo de cambios. Tiempo de volver al punto donde nos perdimos. La escuela de Sojo, sembró en muchos un profundo amor por la tradición musical venezolana, le dio su lugar, su justo valor. En algún momento, luego de la muerte del maestro Sojo, la disciplina para recopilar, investigar, difundir y proteger a la música venezolana, se perdió, entre las paredes ruinosas de la escuela de Santa Capilla.

Adrián plantea una inconformidad que no sólo le pertenece a él. Es una necesidad de todos cambiar, regresar al punto de la ruptura entre nosotros y nuestros sonidos.

- La Orquesta Sinfónica de Venezuela fue creada para tocar obras de compositores venezolanos. Una orquesta que hizo el maestro Sojo para tocar la obra de sus alumnos, esta escuela de composición extraordinaria. Se creó una orquesta y el Orfeón Lamas con esa finalidad, y eso reza en sus estatutos. Esa y todas las demás orquestas no tocan lo venezolano, es una gran contradicción. No lo entendemos en realidad.

De su vida
Adrián Suárez, nació en Caracas el 23 de abril de 1969.

Licenciado en Artes, UCV, 1994. Realizó estudios de música, trombón y composición en la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, en Caracas. De 1985 a 1990 se especializó en percusión afro caribeña y percusión afro venezolana. Fue Investigador y asesor de la Fundación de Etnomusicología y Folklore, FUNDEF, entre los años 1993 y 1995, en Caracas. Realizó estudios de composición en la Cátedra Latinoamericana de Composición Antonio Estévez, con el maestro Juan Carlos Núñez de 1994 a 1996.

Fue galardonado con el Premio Municipal de Música, en Caracas, 2002, por su obra Soledades, Hommâge à Octavio Paz, para dos guitarras y arpa.

Desde 1991 es miembro de la Asociación Musikós en Caracas, y desde 1999, miembro fundador del grupo internacional de compositores Aspect, en Alemania.

Fue becado por la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho para cursar estudios de composición en Alemania, de 1997 al año 2000. Se graduó de Maestro compositor en Stuttgart, Alemania, 2001.

Entre 1998 y 2007 participó en diversos festivales y seminarios en Alemania y México. En 2008, participó en el Festival Latinoamericano de Música, realizado Caracas.
Creador del Ensemble Lux Aeterna, dedicado a la interpretación de obras de carácter espiritual y sagrado de todos los tiempos.

A partir de 2008, es Profesor de La Universidad de las Artes de Venezuela, y fue fundador del Festival de Nueva Música Akoustikos en 2009.

Sus actividades como investigador, compositor e intérprete han llevado a Suárez y a su música a través de varios países de América, Europa, África y Asia.

Obras:
Autor y Director de los espectáculos Músico-Dramatúrgicos en Venezuela: Lamas Siempre (1995), ¿Sería? (1996), Tetralogía (1996), Proyecto Música e Hipótesis Aleatorias (1997), Miércoles de 7 Templos (1997), Mandala Ardiente (1997), San Juan de Los Cuatro Vientos (1997). Atavismos del Sol y de la Luna para 2 clarinetes, trompa, corno inglés y medios electrónicos (1998). Maithuna para soprano, contratenor, clarinete, acordeón, trombón y medios electrónicos (2009). Watunna para Orquesta Sinfónica y dos Chamanes Piaroas (2010).

Autor y Director en Europa: Musikunterricht auf dem Killesberg (Alemania, 1998); estreno de las obras: Ibbur: La Saturación del Alma (Alemania, 1998); Bagatellen (Alemania, 1998); Werkforum/Ammoniten-Projekt mit der Brass Akademie Stuttgart und Percussion Pur (Alemania, 1998); Quelle (Alemania, 1999); Hilfsaktion für Venezuela: Concierto-Exposición a beneficio de las víctimas de la tragedia de Vargas (Alemania, 2000); Atavismos (Alemania, 2000); Al Sangrado Árbol... (Bélgica, 2000). Música para la exposición Indianisches Leben am Orinoko, die Sammlung Cisneros (Alemania, 2001). Comisión de dos obras para orquesta sinfónica por parte del Vice-ministerio de Cultura de Venezuela (2002-2003).







2 comentarios:

  1. escuché la entrevista en vivo...excelente. Mis respetos....

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  2. Que maravilla, lástima que me acabo de enterar, pero me encantaría poder entrar en contacto con Adrian ya que yo tengo dos años filmando y documentando y grabando a los Piaroa, para tener la reseña histórica del Abuelo Chamán Bolívar. Tanto Rufino como Julio son unas voces extraordinarias de canto sanador. Mi email es borges.katiushka@gmail.com

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